martes, 15 de octubre de 2013

INSECTICIDA DERIVADO DEL VENENO DE UNA ARAÑA

noticiasdelaciencia.com
 
La creciente resistencia de insectos herbívoros a los insecticidas destinados a erradicarles de los campos de cultivo en los que causan estragos obliga a adoptar soluciones más contundentes, y una de ellas es buscar ayuda en el laboratorio químico natural del metabolismo de las arañas, depredadoras de esos insectos. Una investigación reciente indica que una proteína del veneno de una araña puede servir como bioinsecticida para aniquilar a ciertos insectos que son una plaga preocupante en muchos campos de algodón.


Una proteína del veneno de la araña Selenotypus plumipes podría servir como bioinsecticida para aniquilar a ciertos insectos que son una plaga preocupante en muchos campos de algodón. (Foto: Margaret C. Hardy. CC BY 3.0)

 
Los venenos de las arañas suelen ejercer su toxicidad cuando son inyectados dentro de la víctima, pero la nueva proteína descubierta en el veneno de una araña australiana, la Selenotypus plumipes, puede también matar con facilidad a los insectos que ingieran un poco de esta sustancia. En la investigación llevada a cabo por el equipo de Glenn King y Margaret Hardy, del Instituto de Biociencia Molecular en la Universidad de Queensland en Australia, se ha comprobado que la proteína referida, al ser ingerida, es fulminante para el insecto de la especie Helicoverpa armigera, uno de los principales culpables de los estragos sufridos por bastantes campos agrícolas.
La proteína, denominada OAIP-1, resultó muy tóxica para los insectos que la consumieron, con una contundencia similar a la del insecticida sintético imidacloprid.
El Helicoverpa armigera y otros insectos culpables de graves pérdidas en las cosechas reducen éstas en un porcentaje de entre el 10 y el 14 por ciento cada año, y dañan entre el 9 y el 20 por ciento de los alimentos almacenados que derivan de estos cultivos. Además, algunas especies de estos insectos se han vuelto resistentes a los insecticidas disponibles en el mercado.
Algunos péptidos aislados de venenos de arañas o de otros animales venenosos insectívoros, como por ejemplo los escorpiones y los ciempiés, podrían quizá servir como bioinsecticidas.
Otra opción sería emplear los genes que codifican estos péptidos para agregarlos a los vegetales, obteniendo así variedades de cultivos resistentes a los insectos, gracias a que esos vegetales matarían a los insectos que intentasen comerlos, o les harían desistir de seguir intentándolo.
Otra opción, parecida a ésta última sería la de agregar dichos genes a los microbios, presentes en campos agrícolas, que atacan específicamente a esos insectos herbívoros.
En la investigación también han trabajado Norelle L. Daly, Mehdi Mobli y Rodrigo A. V. Morales.