miércoles, 4 de diciembre de 2013

UN HONGO COLOCADO EN OLIVARES A MODO DE APÓSITO LOS PROTEGE FRENTE A LAS PLAGAS

agenciasinc.es
 
Investigadores del Grupo de Investigación Entomología Agrícola de la Universidad de Córdoba han desarrollado un método que permite la utilización de hongos a modo de ‘apósitos’ para proteger al olivar de las heridas de poda, granizo o cualquier otro origen frente al ataque de la polilla Euzophera pinguis.

Herida de olivo. / Fundación Descubre.

La Universidad de Córdoba (UCO) ha desarrollado un método que permite la utilización de hongos a modo de ‘apósitos’ para proteger al olivar frente al ataque de la polilla Euzophera pinguis.
Este insecto, según los expertos de la Asociación Técnica de Producción Integrada de Olivar, está muy extendido en la zona del Mediterráneo y además de causar la muerte a olivos jóvenes es responsable de la disminución de la producción en plantaciones adultas.
En concreto, el equipo investigador del Departamento de Ciencias y Recursos Agrícolas y Forestales de la UCO se ha centrado en el uso del hongo Beauveria bassiana como un método capaz de proteger de forma sostenible y biológica al olivo frente al daño provocado por estas mariposas.
El grupo de expertos ha demostrado la eficacia de una cepa del hongo Beauveria bassiana –obtenida a partir de aquellas larvas de esta mariposa que padecen la enfermedad de manera naturalen el tratamiento de las heridas atacadas por la Euzophera pinguis, recuperando entre el 60 y el 90% de olivos tras 60 días de tratamiento.
“Los resultados indican que emplear este tipo de hongo en aquellos árboles afectados permite una eficacia muy similar y menor impacto ambiental que el Clorpirifos, único insecticida químico autorizado hoy día para el control de este insecto”, explica el investigador de la Universidad de Córdoba Enrique Quesada-Moraga.
Los experimentos se desarrollaron entre los años 2008 y 2011 en la provincia de Jaén (Mancha Real) y siempre en primavera y otoño, estaciones donde la polilla Euzophera pinguis está más presente en las plantaciones.
“Organizamos tres grupos de 20 árboles de olivo y en cada uno de ellos provocamos una herida artificial entre 30x33 milímetros (mm) y 17 mm de profundidad para propiciar el ataque del insecto”, explica Quesada-Moraga. Y añade: “En cada bloque aplicamos un tratamiento diferente: el primero fue tratado con el insecticida Clorpirifos, el segundo con el hongo Beauveria bassiana y el tercero no recibió tratamiento alguno.
Finalmente, y tras comparar muestras en el laboratorio, comprobamos que la utilización del hongo tiene una eficacia similar al insecticida y además es más respetuoso con el medio ambiente y la fauna auxiliar del olivo”.
 
Aplicación frente a otras plagas
 
La eficacia de este tipo de hongo en el tratamiento de plagas de insectos supone, según los investigadores, el primer estudio donde se aboga por el uso de un microorganismo entomopatógeno (aquellos capaces de infectar a insectos o arácnidos) en madera de árboles.
“Aplicar el hongo Beauveria bassiana a las heridas de poda o granizo constituye una herramienta eficaz tanto para el control biológico de las plagas de estas mariposas en el olivar como un instrumento muy útil dentro de las estrategias de control integrado de éstas”, sostiene Quesada-Moraga.
De hecho, el presente trabajo ha permitido al equipo de expertos abrir nuevas líneas de investigación con el objetivo de desarrollar estrategias semejantes en otras plagas del olivar como la mosca del olivo o los barrenillos.
“Además de seguir profundizando en este tipo de tratamiento biológico y desarrollar un plan común de actuación contra ellas, estamos estudiando la eficacia de este hongo contra otras plagas presentes en los cultivos de olivo que suponen un alto coste para el sector agrícola y que permitiría reducir al mínimo los productos químicos empleados para su control”, apostilla.
Estos resultados son fruto del proyecto Prospectar microorganismos entomopatógenos en poblaciones naturales de E. pinguis en la provincia de Jaén y evaluar su potencial para el control del fitófago, desarrollado por el Grupo de Investigación Entomología Agrícola del Departamento de Ciencias y Recursos Agrícolas y Forestales de la Universidad de Córdoba en colaboración con la empresa jiennense Nutesca S.L.